- El nuevo impulso de almacenamiento petrolero chino no es un hecho aislado, sino una pieza más de su estrategia para consolidar su seguridad energética y su influencia global.
- Mientras las economías occidentales aún debaten cómo equilibrar transición energética y dependencia del petróleo, China está construyendo la red que le permitirá responder con autonomía, aprovechar las oscilaciones del mercado y moldear el precio del crudo a su favor.
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Ubicación
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Nueva capacidad (millones de m³)
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Operador
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Yantái, Shandong
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3
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Puerto de Yantai
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Weifang, Shandong
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2.8
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Aceite de zhenhua
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Daxie, Zhejiang (metro)
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3
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CNOOC
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Danzhou, Hainan
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3.2
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Sinopec
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Jingbian, Shaanxi
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0.8
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Petróleo Yanchang
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Yan’an, Shaanxi
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1
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Petróleo Yanchang
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Chuxiong, Yunnan (metro)
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5
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PetroChina
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Dayou, Liaoning
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2
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Aceite de zhenhua
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Dongying Shandong
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3.2
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Sinopec
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Puerto de Jinzhou, Liaoning
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0.8
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Aceite de zhenhua
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Expansión de Tianjin Shihua
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2
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Sinopec
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China acelera la acumulación de petróleo: la estrategia detrás de las nuevas reservas y su impacto global
China, el mayor importador mundial de crudo, ha dado un paso decisivo en su estrategia energética: añadirá once nuevos sitios de reserva de petróleo entre 2025 y 2026, con una capacidad combinada de 26,8 millones de metros cúbicos, equivalentes a unos 169 millones de barriles. La magnitud de la cifra es reveladora: equivale a dos semanas completas de importaciones del país. Pero más allá de los números, la medida encierra una lectura geopolítica y económica de gran alcance: Pekín está fortaleciendo su blindaje energético ante un mundo más volátil, más fragmentado y más caro.
Un impulso sin precedentes en la infraestructura del crudo
Los nuevos emplazamientos se distribuirán entre zonas costeras —como Shandong, Zhejiang, Hainan y Liaoning— y áreas interiores estratégicas como Shaanxi y Yunnan. Algunos proyectos, como los de Daxie (Zhejiang) o Chuxiong (Yunnan), son instalaciones subterráneas, más seguras y duraderas, destinadas a reducir riesgos físicos y medioambientales.
China ha construido en los últimos años una arquitectura de almacenamiento dual: reservas estratégicas del Estado y reservas “comerciales” gestionadas por empresas estatales, pero que en la práctica también funcionan como reservas de emergencia. Este esquema flexible permite al gobierno mover grandes volúmenes sin hacerlos públicos ni someterlos a los estándares de transparencia internacionales. En otras palabras, China puede absorber o liberar crudo del mercado global sin avisar, alterando la oferta disponible y, por extensión, influyendo indirectamente en los precios internacionales.
Las razones estratégicas: seguridad, oportunidad y poder de mercado
1. Seguridad energética en un contexto de incertidumbre
El primer motor de esta expansión es la seguridad. Pekín aprendió, durante la pandemia y las crisis del Mar Rojo y Ucrania, que la vulnerabilidad energética es también una vulnerabilidad económica y política. Con el 75% de su crudo proveniente del exterior y rutas críticas como el estrecho de Malaca o el Golfo Pérsico bajo riesgo de interrupciones, acumular petróleo es acumular estabilidad.
En un entorno donde las tensiones geopolíticas se multiplican, la capacidad de sostener el consumo durante semanas sin importaciones directas se convierte en un activo estratégico de primer orden.
2. Aprovechar las ventanas de precio
China también se comporta como un inversor inteligente. En 2025, los precios del Brent han fluctuado entre los 70 y 85 dólares por barril, un rango que ha permitido a Pekín comprar y almacenar crudo cuando los precios retroceden, reforzando sus inventarios a costes relativamente bajos.
Esta política contracíclica —comprar cuando otros venden— no solo reduce el coste medio de adquisición, sino que ayuda a estabilizar internamente la inflación energética. A la vez, contribuye a sostener los precios internacionales al absorber el exceso de oferta global, suavizando las caídas del mercado.
3. Flexibilidad operativa y control sobre el mercado
La frontera difusa entre reservas estratégicas y comerciales otorga a China una herramienta de gestión del mercado sin precedentes. Al designar parte de su almacenamiento como “comercial”, puede justificar grandes compras sin declarar que está ampliando sus reservas estatales. Pero en la práctica, esas compras pueden retirarse del mercado mundial de forma prolongada.
Esto significa que, cuando China decide aumentar sus existencias, reduce la disponibilidad de cargamentos para otros compradores, presiona al alza los precios spot y eleva los fletes marítimos. A la inversa, si decide liberar parte de su inventario, puede aliviar temporalmente la tensión en el mercado, generando volatilidad.
4. Geopolítica del crudo: independencia frente a Occidente
El movimiento también se inscribe en una tendencia más amplia: la búsqueda de autonomía energética y financiera frente a Occidente. Aumentar reservas permite a China resistir potenciales sanciones o bloqueos en un escenario de conflicto global, al tiempo que consolida su papel como actor estabilizador —o desestabilizador— según su conveniencia.
Al mismo tiempo, el impulso a las reservas fortalece su posición negociadora con los grandes productores, especialmente dentro de OPEC+, donde el consumo chino es determinante para el equilibrio del cartel. Con inventarios llenos, Pekín puede reducir compras temporalmente y ejercer presión sobre productores para obtener condiciones más favorables.
Un efecto visible en los precios globales
Los analistas coinciden en que la política de almacenamiento china actúa como un amortiguador del mercado, pero también como una fuente de volatilidad.
En los últimos meses, firmas de análisis como Vortexa y S&P Global estiman que China ha estado acumulando entre 400.000 y 600.000 barriles diarios en reservas, suficiente para absorber parte del excedente mundial. Ese flujo de compras ha contribuido a mantener los precios del Brent por encima de los 80 dólares, pese al aumento de la oferta de productores no OPEP y la desaceleración de la demanda en Europa.
El efecto es doble: a corto plazo, los precios tienden a estabilizarse o subir cuando China compra agresivamente; pero a largo plazo, el país gana una capacidad estructural de intervención. Un nivel de reservas cercano a 1.000 millones de barriles —sumando estratégicas y comerciales— le otorga margen para gestionar sus importaciones y amortiguar choques externos durante meses.
El mensaje de fondo: China no improvisa
La expansión de reservas no es una reacción táctica, sino parte de una planificación meticulosa y de largo plazo. Forma parte de la política de “seguridad energética total” impulsada por Pekín, que combina diversificación de fuentes (Rusia, Medio Oriente, África), expansión logística (oleoductos, terminales y flota de tanqueros) y aumento de almacenamiento.
Cada nuevo tanque, cada caverna subterránea, cada puerto ampliado refuerza un mensaje: China quiere dominar no solo el consumo de petróleo, sino su ritmo, su tiempo y su precio.
Y en un mercado global cada vez más sensible a las señales de Pekín, esa ambición ya está alterando la forma en que el resto del mundo —desde la OPEP hasta las refinerías europeas— piensa el equilibrio del crudo.
El nuevo impulso de almacenamiento petrolero chino no es un hecho aislado, sino una pieza más de su estrategia para consolidar su seguridad energética y su influencia global.
Mientras las economías occidentales aún debaten cómo equilibrar transición energética y dependencia del petróleo, China está construyendo la red que le permitirá responder con autonomía, aprovechar las oscilaciones del mercado y moldear el precio del crudo a su favor.
En el tablero del petróleo, la capacidad de almacenar es, cada vez más, la capacidad de decidir.
Fuentes consultadas: Reuters, S&P Global Commodity Insights, Vortexa, Kpler, Ministerio de Comercio de China, Global Times, CGTN, Agencia Internacional de la Energía (IEA), Gunvor Group, Kayrros.
Foto: american-public-power-association-bv2pvCGMtzg-unsplash
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