Presentada a principios de agosto por el Consejo de Estado, el gabinete de China, la “visa tipo K solo tiene requisitos específicos en cuanto a edad, antecedentes educativos o experiencia laboral, y no requiere un empleador nacional o una entidad invitante”, según la emisora ​​estatal CCTV.

Las misiones diplomáticas chinas publicarán más detalles sobre los requisitos de la visa, agregó.

Wang Huiyao, fundador del centro de estudios Centro para China y la Globalización, con sede en Beijing, dijo que la introducción de la visa K marca «un cambio importante en la política de inmigración de China».

Anteriormente, el enfoque se centraba en atraer a chinos de ultramar para corporaciones multinacionales o reunificaciones familiares. Ahora, hay un claro énfasis en la tecnología y el talento innovador.

Consideró que la visa K es una solución adecuada para China, dada la transformación tecnológica del país, su necesidad de talento y sus ventajas “incomparables”.

Según Wang, los puntos fuertes de China incluyen su vasto mercado, su extensa red de talentos, sus universidades en rápido avance y miles de parques tecnológicos industriales y empresariales.

“Creo que es solo cuestión de tiempo antes de que una ola de talento comience a fluir a China, y esta tendencia seguirá creciendo”.

El sistema de entrada sin visado de China ha producido resultados sustanciales.

En el primer semestre de este año, cerca de 13,6 millones de extranjeros visitaron China en el marco de este programa, que comenzó con seis países en 2023 y se amplió a más de 70 en julio. La cifra de 2025 representó un aumento interanual de casi el 54 %.

Sin embargo, dijo que la visa K de China no debería ser vista como un competidor directo o una alternativa a la visa H-1B de Estados Unidos, que es una visa de trabajo que requiere el patrocinio del empleador.

La visa H-1B tenía requisitos más altos en términos de “credenciales educativas, experiencia laboral y salario mínimo, y el grupo de solicitantes potenciales es mucho mayor”.

El mes pasado, por ejemplo, la administración Trump propuso una norma para limitar la validez de las visas de estudiantes extranjeros.

También en agosto, el senador republicano Mike Lee sugirió una pausa en las visas H-1B, muchas de las cuales están en manos de trabajadores altamente calificados de la India.

Liu dijo que otra ventaja importante de China eran los incentivos políticos de los gobiernos central y local, que priorizaban el talento en la promoción de la innovación y el desarrollo económico.

“Aunque China ha experimentado una desaceleración económica en los últimos dos años, la perspectiva de crecimiento sigue siendo positiva”, afirmó.

Para Afridi, de la Universidad de Pekín, las consideraciones financieras ayudaron a determinar su decisión de estudiar en China.

Estados Unidos era demasiado caro y era improbable que las universidades europeas de alto nivel ofrecieran becas, recordó. Mientras tanto, descubrió que las ofertas salariales en Singapur y Corea del Sur eran menos competitivas que las de los mejores talentos en China.

“Así que elegí China”, dijo Afridi. “En aquel entonces, mi hermano mayor me dijo que el futuro estaría en China. Lo que quería decir era que un futuro sin China es imposible, así que es mejor ir y quedarse allí”.

Sin embargo, David Zweig, profesor emérito de ciencias sociales de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, advirtió que el ambiente de investigación y el clima económico de China continental podrían no ser tan acogedores como lo sugiere la nueva política de visas.

La intensa competencia y la compleja dinámica interpersonal fueron dos grandes desafíos para atraer y retener talento investigador extranjero, afirmó Zweig.

El mundo académico chino tiene una historia de competencia entre académicos con educación en el extranjero y aquellos que no la tienen, añadió.

Esta tensión se reavivó tras el lanzamiento por parte de China del Plan de los Mil Talentos en 2008. El programa reclutó a científicos expatriados y desató una nueva competencia entre los retornados y los dirigentes locales que carecían de amplia experiencia internacional.

Una afluencia de nuevos talentos extranjeros a través de la visa K podría intensificar esta competencia, dijo Zweig, y los locales posiblemente cuestionen qué han logrado o “demostrado” los extranjeros para merecer un tratamiento y beneficios especiales.

Según Liu, unos estándares de selección sólidos y una institucionalización efectiva de la estrategia de talento de China son fundamentales para el éxito del programa de visas K, que abarca el reclutamiento, la formación, la gestión y la evaluación.

“También es importante garantizar que los graduados universitarios de China, que enfrentan desafíos significativos para encontrar empleo, no se vean en desventaja”, dijo.

Wang, del Centro para China y la Globalización, pidió la publicación de datos sobre los permisos de residencia permanente emitidos a extranjeros que permanecen en el país a largo plazo, así como sobre las aprobaciones de visas para estudiantes internacionales, para aumentar la transparencia en el número de permisos otorgados cada año.

“La visibilidad es crucial”, dijo.