Las relaciones económicas entre India y Estados Unidos se han visto afectadas por el anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump , de un arancel generalizado del 50% sobre casi todas las importaciones indias, con excepción de los iPhones y ciertos productos farmacéuticos. Esta medida sitúa a India entre los cinco países más afectados por el régimen arancelario de Trump, junto con Brasil (50%), Siria (41%), Laos (40%) y Myanmar (40%).

El anuncio tomó por sorpresa a los responsables políticos indios, sobre todo teniendo en cuenta el abierto apoyo del primer ministro Narendra Modi a la campaña de reelección de Trump. La dura declaración de la Casa Blanca , que presenta la medida como un castigo por las compras de petróleo ruso por parte de la India, no ha hecho más que aumentar la confusión. Como señaló recientemente el Wall Street Journal , este razonamiento no se sostiene, ya que China, el mayor comprador de petróleo ruso, no ha sido penalizada por sus compras.

Entonces, ¿qué explica la decisión de Trump? Paradójicamente, la política de India de alinearse incondicionalmente con Trump puede haber hecho que India fuera más fácil de dar por sentado, hasta el punto de que incluso una pequeña desviación de las preferencias de Trump se considera inaceptable.

Esta dinámica recuerda al cuento de Antón Chéjov “El bobo”, en el que un patrón retiene el equivalente a casi un mes de salario de la institutriz de sus hijos por razones arbitrarias. La institutriz acepta cada recorte sin protestar, una pasividad que el patrón tacha de cobarde. El economista Ariel Rubinstein se basó posteriormente en el relato de Chéjov para desarrollar un modelo que ilustra cómo la sumisión puede incitar a la explotación.

La actual sumisión de la India a Trump marca un cambio radical en su tradicional papel como país fuerte e independiente. Como cofundador del Movimiento de Países No Alineados, defendió en su momento la autonomía estratégica, equilibrando las relaciones con múltiples países y evitando la subordinación a cualquier gran potencia, ya fuera Estados Unidos o la Unión Soviética.

Es hora de que India aproveche ese legado y cultive lazos económicos y diplomáticos con países como México, Canadá y China. Esto también implica fortalecer el comercio y la cooperación con otros gobiernos preocupados por el impacto de los aranceles de Trump, especialmente en Europa y América Latina.

Sería un error que Modi tomara represalias igualando los aranceles de Trump, como han instado algunos destacados comentaristas indios . Si bien las represalias perjudicarían a Estados Unidos, el daño a la India sería mucho mayor. Estados Unidos es el principal socio comercial de la India, mientras que India es solo el décimo socio más importante de Estados Unidos, muy por detrás de México, Canadá, China y Alemania. La economía estadounidense también es mucho mayor y, por lo tanto, más capaz de absorber grandes impactos.

Más importante aún, la valentía no implica necesariamente responder de la misma manera. Al imponer fuertes aranceles a socios comerciales de larga data, Estados Unidos comete un grave error, aislándose e infligiendo un daño enorme a su propia economía.

Sin duda, los aranceles pueden desempeñar un papel importante en la política económica. Un ejemplo bien conocido es el argumento de la industria naciente, que sostiene que cuando un sector prometedor aún se encuentra en sus etapas iniciales, las protecciones arancelarias temporales pueden brindar a las empresas la confianza para invertir, lo que permite que el sector crezca, logre economías de escala y se vuelva competitivo. Pero una vez que la industria madura, los aranceles deben reducirse para que la disciplina de la competencia abierta pueda contribuir a un rendimiento aún mejor.

India es un buen ejemplo. En 1977, una disputa política llevó al gobierno a expulsar a IBM, lo que obligó al país a desarrollar sus propias minicomputadoras y microcomputadoras. Protegido por las barreras comerciales, el sector informático nacional se expandió rápidamente. Pero fueron las reformas económicas de 1991-93, que abrieron los mercados indios a la competencia internacional, las que permitieron el florecimiento de su sector de TI y que corporaciones indias como Infosys, Wipro y Tata Consultancy Services se consolidaran como líderes mundiales, impulsando un período de crecimiento económico sin precedentes.

Curiosamente, el concepto de industria incipiente es anterior a la economía académica moderna y se remonta a Alexander Hamilton, el primer secretario del Tesoro de Estados Unidos, quien abogó con éxito por la imposición de aranceles estadounidenses para proteger y fomentar sus industrias nacientes. Si bien las políticas comerciales cambiaron después de 1860, se mantuvieron aranceles relativamente altos hasta 1934, año en que se redujeron drásticamente, impulsando un auge económico sostenido.

En cambio, la decisión de Trump de elevar los aranceles a sus niveles más altos en más de 90 años es menos una política para una industria naciente que para una nonagenaria , protegiendo a un sector manufacturero que hace tiempo que superó cualquier necesidad de protección. Además, competir con economías emergentes como India, Vietnam e Indonesia requeriría reducir los salarios de los trabajadores estadounidenses, una estrategia que no es ni realista ni deseable.

Lo mismo aplica a la India: los aranceles no deben usarse para ajustar cuentas políticas. A largo plazo, los daños colaterales superarán con creces cualquier beneficio a corto plazo. Y, en cuanto a la política arancelaria de Trump, solo podemos esperar que reconozca su error y cambie de rumbo antes de que cause más daños a la economía estadounidense.

Fuente: Kaushik Basu- Project Syndicate

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