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El problema de la innovación en Europa: intentar regular el futuro

La clave:

  • La estricta normativa de la UE obstaculiza la innovación, ahogando el crecimiento tecnológico y el dinamismo económico.
  • La UE favorece la regulación frente a la innovación, aplicando estrictos controles tecnológicos
  • Estados Unidos acepta el riesgo y la innovación, fomentando la evolución competitiva.
  • Europa corre el riesgo de quedarse rezagada, pero un cambio hacia la flexibilidad podría impulsar el crecimiento

 

 

 

Según la sabiduría popular, mientras que Estados Unidos tiende a abrazar la innovación, la Unión Europea suele mantenerla a distancia.

Los últimos acontecimientos parecen corroborarlo: En septiembre, el Tribunal General de la UE ordenó a Apple pagar 13.000 millones de euros en impuestos a Irlanda, y ese mismo mes el Tribunal de Justicia Europeo impuso una multa de 2.400 millones de euros a Google por manipular los resultados de sus búsquedas de compras. Además, la nueva legislación de la UE -la Ley de Mercados Digitales y la Ley de Servicios Digitales- invierte la carga de la prueba para determinadas empresas tecnológicas. Y la próxima Ley de Inteligencia Artificial también plantea nuevos retos normativos para la innovación. Parece que a la UE le gusta regular la innovación.

Por otra parte, a la UE le gusta regularlo todo, y a menudo intenta encajar los nuevos avances en los marcos normativos establecidos. Básicamente, hay dos maneras de gestionar la innovación: Puede permitirse o prohibirse. Mientras que Estados Unidos ha fomentado tradicionalmente un entorno de permiso, la UE parece comprometida con el enfoque prohibitivo, en la forma matizada de regulación.

Dos enfoques de la innovación

El enfoque permisivo de la innovación acepta que el despliegue de nuevas tecnologías crea inevitablemente desafíos, pero estas incertidumbres se aceptan como oportunidades de crecimiento. Esta perspectiva apoya la evolución de soluciones parciales, permitiendo que se desarrollen diversas vías tecnológicas tanto en competencia como en paralelo. De hecho, el enfoque se nutre de la imprevisibilidad inherente a la innovación, considerando el futuro como indeterminado y abierto a múltiples posibilidades. Al reconocer la naturaleza abierta de la innovación y el futuro, fomenta una coevolución orgánica de problemas y soluciones.

Por el contrario, el enfoque prohibitivo se basa en una visión fija de la innovación y el futuro. Supone que los reguladores o los burócratas tienen suficiente visión de futuro para predecir los resultados e identificar las necesidades de la sociedad y el avance tecnológico. Esta perspectiva trata de gestionar y adelantarse a todos los problemas potenciales con un conjunto exhaustivo de soluciones actuales, que a menudo abordan escenarios que aún no se han desarrollado. Suscribe la creencia de que la trayectoria del desarrollo de la innovación puede planificarse y gestionarse minuciosamente, suprimiendo la incertidumbre y la posibilidad de múltiples desarrollos competitivos.

Las estrategias reguladoras de la UE para las grandes tecnologías ejemplifican este enfoque prohibitivo. Iniciativas como la Ley de Mercados Digitales ilustran la intención de la UE de dictar el comportamiento de las empresas tecnológicas, imponiendo amplias normas para prevenir posibles problemas en lugar de dejar que estos se resuelvan a medida que surjan. Esta filosofía supone que los reguladores entienden claramente cómo evolucionará la tecnología: una visión determinista del futuro en la que una autoridad central cree conocer el camino óptimo para el desarrollo tecnológico. Con este planteamiento, se supone que las normativas promulgadas hoy son capaces de regular todos los estados futuros.

Aversión de la UE al riesgo y la innovación

La postura de la UE ante la innovación revela una preferencia por el control frente al progreso. En lugar de aprovechar el potencial disruptivo de las nuevas tecnologías, la UE está más preocupada por regularlas y restringirlas, motivada por un enfoque burocrático de la protección del consumidor y la justicia percibida. Esta extralimitación reguladora puede impedir la competencia y ahogar la innovación, ya que la UE impone a menudo marcos rígidos que dan prioridad a la cobertura frente a riesgos hipotéticos frente al aprovechamiento de oportunidades concretas de avance. En lugar de cultivar un ecosistema vibrante que propicie la experimentación, la UE fomenta una cultura de aversión al riesgo con su énfasis en la estabilidad y la uniformidad en sus diversos Estados miembros.

Este enfoque es especialmente problemático para la innovación. El futuro de la tecnología es inherentemente impredecible; aunque las nuevas tecnologías crean inevitablemente retos imprevistos, también dan lugar a soluciones innovadoras que los reguladores no pueden prever. El enfoque regulador prohibitivo de la UE parte del supuesto erróneo de que existe una vía «correcta» de evolución tecnológica que los reguladores pueden controlar y gestionar. Esta mentalidad se contradice con la naturaleza impredecible y a menudo caótica de la innovación.

Datos y cifras

Los gigantes tecnológicos actuales residen principalmente en América, pero Asia se está acercando rápidamente. Mientras tanto, Europa va muy a la zaga del resto del mundo debido al enfoque prohibitivo que adopta para regular la innovación.
Además, la postura reguladora omnímoda de la UE obstaculiza el desarrollo de soluciones alternativas que surgen de la competencia y la experimentación. Al dictar cómo deben operar las empresas tecnológicas, la UE cercena las posibilidades de desarrollo paralelo por distintas vías. Esencialmente, esta estrategia limita los horizontes de la innovación al asumir que los reguladores conocen el mejor camino a seguir.

El informe Draghi: Un caso de cautela reguladora de la UE

Un informe publicado en septiembre de 2024 por Mario Draghi, ex gobernador del Banco Central Europeo, titulado «Competitividad de la UE: Mirando al futuro», ejemplifica la aversión general de la UE al riesgo y la innovación. Aunque el informe se centra ostensiblemente en la mejora de la competitividad de la UE, sus supuestos subyacentes revelan la misma mentalidad conservadora que da forma al enfoque regulador de la Unión hacia la innovación. Las recomendaciones del Sr. Draghi para dirigir la innovación a través de la regulación reflejan la creencia de que los responsables políticos pueden anticipar y gestionar el futuro de la tecnología. Este punto de vista determinista, que ve a burócratas y reguladores definiendo un camino preestablecido para los avances tecnológicos, refuerza la inclinación de la UE a sofocar la innovación mediante una regulación excesiva y el intento de controlar procesos dinámicos e inherentemente impredecibles.

En lugar de cultivar un entorno que apoye la experimentación y acepte el riesgo, el informe del Sr. Draghi propone crear marcos reguladores destinados a «guiar» la innovación. Esto supone implícitamente que los reguladores conocen el mejor camino a seguir, lo que refleja la cultura general de la UE de aversión al riesgo. En esta mentalidad, se da más importancia a los riesgos hipotéticos que a las oportunidades reales, y la innovación se trata como algo que hay que gestionar en lugar de dejar que evolucione libremente. El énfasis de la UE en la estabilidad y la armonización entre sus Estados miembros agrava aún más este problema al fomentar la uniformidad y limitar la diversidad de enfoques que suelen estimular la innovación.

Aunque el planteamiento del Sr. Draghi es quizá más moderado en comparación con las estrictas posturas reguladoras de la UE, sigue pasando por alto la naturaleza intrínsecamente impredecible de la innovación tecnológica. Al intentar dirigir el desarrollo tecnológico con soluciones preventivas, el Sr. Draghi y la UE corren el riesgo de ahogar la creatividad y la adaptabilidad esenciales para los mercados competitivos y los avances tecnológicos. En lugar de fomentar la competencia y permitir que surjan múltiples vías de innovación, el informe aboga por una visión de la innovación planificada de forma centralizada, lo que contradice fundamentalmente la naturaleza descentralizada y a menudo caótica del progreso tecnológico. Esta visión, arraigada en una filosofía determinista y reacia al riesgo, probablemente obstaculizará la competitividad de la UE a largo plazo, en lugar de mejorarla.

Innovación basada en las oportunidades

En cambio, el enfoque de la innovación basado en las oportunidades permite la aparición de una serie de soluciones a medida que se presentan nuevos problemas. Reconociendo la imprevisibilidad del futuro, esta perspectiva acepta que la innovación no puede planificarse ni controlarse meticulosamente. En lugar de imponer normas rígidas, promueve un entorno abierto en el que puedan desarrollarse múltiples soluciones en competencia y colaboración. Los problemas emergentes se abordan con soluciones graduales y evolutivas, en lugar de soluciones globales y preventivas.

Este enfoque acepta la naturaleza a menudo desordenada e impredecible de la innovación tecnológica. Acepta que los errores son inevitables, pero los considera catalizadores potenciales de descubrimientos y avances. Al fomentar la experimentación y la competencia, crea un entorno en el que la innovación puede florecer.

Un rasgo distintivo del enfoque basado en las oportunidades es su énfasis en la diversidad y la competencia. En lugar de asumir que existe una única vía correcta para el desarrollo tecnológico, permite que surjan múltiples vías y que compitan entre sí. Este entorno competitivo conduce al desarrollo de soluciones más sólidas y diversas a los retos que plantean las nuevas tecnologías. Pero, ¿qué enfoque adoptará la UE en el futuro?

Escenarios

El más probable: La UE mantiene su planteamiento actual
Es probable que la UE siga regulando estrictamente la innovación y el avance tecnológico. Esto limitará el mercado a productos y servicios muy estandarizados, con lo que se perderá la principal fuerza de la innovación, que es crear soluciones a medida y no estándar. Como consecuencia, la UE corre el riesgo de perder gradualmente su ventaja competitiva, ya que sus empresas no innovarán u optarán por innovar fuera del bloque. Esta asfixia de las nuevas ideas dará lugar a menos oportunidades empresariales y a un descenso de la productividad del capital, que irá de la mano de la disminución de la productividad laboral y del bienestar general. En este escenario, la innovación seguirá procediendo de EE.UU. y otras economías similares, y Asia está a punto de superar a la UE tanto en bienestar como en dinamismo tecnológico.

Menos probable: Surgen islas de innovación en la UE
En un escenario optimista, surgirían «islas de innovación» dentro de la UE, a pesar de su clima normativo prohibitivo. Algunos Estados miembros podrían adoptar políticas más favorables a la innovación, o determinados modelos empresariales podrían evolucionar al margen de la normativa de la UE y superar los esfuerzos por regularlos. En el mejor de los casos, estas «islas de innovación» podrían aprovechar el capital humano y los conocimientos de la mano de obra de la UE en proyectos empresariales que compensaran el retraso económico general de la unión. Aunque el bienestar aumentaría en este escenario, probablemente sólo beneficiaría a algunos países o segmentos de la economía. No obstante, estas islas de innovación podrían sostener a la UE en la competencia internacional global.

Probable: El enfoque de la UE se convierte en la norma mundial
Con indicios de tendencias reguladoras similares en EE.UU. y China -especialmente en relación con las acciones antimonopolio contra las grandes tecnológicas-, este escenario parece casi tan probable como la continuación del statu quo. La economía mundial podría experimentar un declive en su ímpetu innovador, volviendo a productos más estandarizados. Este cambio ahogaría el espíritu empresarial, reduciría la productividad del capital y del trabajo y, en última instancia, provocaría una disminución del bienestar.

Los crecientes costes regulatorios se trasladarían a los consumidores, lo que se traduciría en una menor renta per cápita. Con el abandono de una mentalidad basada en la oportunidad, el enfoque prohibicionista podría establecerse a escala mundial, obstaculizando significativamente la innovación y el crecimiento económico en todo el mundo.

 

Fuente: Henrique Schneider/ GIS

Foto: boliviainteligente-unsplash

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