En los dos últimos años los precios del transporte marítimo por contenedor se han disparado. Se han multiplicado por dos, por tres, por seis, e incluso por diez entre finales de 2019 y septiembre de 2021. Y entre todas ellas destacan las subidas de precios en las rutas con salida desde China y Lejano Oriente en general.
A esta situación se ha llegado por el encadenamiento de varias causas cuyos efectos se han ido sumando y han ocasionado esta tormenta perfecta que en menos de dos años ha llevado a un servicio de 40 pies entre Shanghái y Valencia a multiplicar su precio por casi diez veces.
Por un lado está el confinamiento por parte del gobierno chino de Wuhan y su provincia. Este hecho, más allá de su importancia en la producción de muchos componentes necesarios para la industria en todo el mundo, supuso el primer aviso serio de las implicaciones que la COVID-19 podía tener para la economía mundial. Los compradores de todo el mundo empezaron a hacer un seguimiento especial de la situación en China y comenzaron a crear planes de contingencia por si otras zonas, en las que estaban los proveedores que a ellos les importaban, sufrían también un confinamiento. Esos planes de contingencia, en muchos casos, supusieron anticipar compras para tener un stock mayor ante posibles problemas de aprovisionamiento. Por supuesto, este incremento de stocks llevó a un aumento de la demanda del transporte en contenedores, lo que supuso el primer paso en esta escalada de precios, aunque no fue muy pronunciado porque por entonces muchos sectores trabajaban a medio gas debido a las restricciones de la COVID-19 en casi todo el mundo.
Cuando en el verano de 2020 empezaron a relajarse las restricciones y se retomó la actividad normal, afloró de pronto toda esa demanda que había estado dormida y ese aumento no pudo ser satisfecho por la oferta. Resultado: entre agosto y diciembre de 2020 hubo subidas casi semanales en todas las rutas de salida de Asia. El problema ya era grave, aunque aún no se hablara de él fuera de los departamentos de logística de las empresas importadoras y exportadoras.
Entramos en 2021 y continúan las subidas, no tan verticales, pero sin pausa, y cada vez se producen más comentarios sobre la escasez de equipo. A los puertos de Estados Unidos y Europa llegan muchos más contenedores de los que salen porque muchos compradores los mantienen en los puertos como su almacén estratégico. Esto tiene graves consecuencias, entre ellas la disminución del equipo disponible para nuevas cargas y puertos más ocupados, lo que entorpece sus operaciones y empieza a influir en su normal funcionamiento. Y por si esto fuera poco, el portacontenedores Ever Given se atasca en el Canal de Suez y lo deja inoperativo durante seis días; otro gran problema logístico para los suministros de Europa provenientes de Asia. A finales de abril, cuando esta crisis se dio por superada, es cuando empezó la gran escalada de precios que ya no se detendría hasta finales de septiembre y que en esos cinco meses elevó los precios en más de un 250% a nivel global.
A esta subida han contribuido sin duda los crecientes problemas de congestión en los puertos de Estados Unidos (el ejemplo más comentado en las últimas semanas es Los Ángeles, pero no es el único). La falta de personal y de espacio retrasa todas las operaciones y genera largas colas de barcos esperando a ser descargados. Y lo peor es que restringe la oferta global de contenedores en un momento de escasez, porque un barco esperando a ser descargado tardará más tiempo en volver a prestar sus servicios. Las demoras en las operaciones portuarias han obligado a hacer nuevos calendarios en las rutas y, a pesar de ello, cada semana se producen nuevas cancelaciones en las salidas por problemas de congestión. Esto supone una falta de control sobre cuándo llegará cada contenedor a su destino y por tanto una razón más para ampliar stocks e inflar la demanda.
En los meses de octubre y noviembre ya ha habido barcos saliendo de China hacía Europa con espacio libre y eso ha traído las primeras bajadas importantes de precio desde junio de 2020. Algunas navieras están lanzando ofertas para esos espacios libres con reducciones bastante importantes por debajo de las tarifas oficiales ¿estaremos ante el comienzo de la vuelta a la normalidad? Pues de momento parece que no, pero ya hay analistas que dicen que nos acercaremos a ella a partir de febrero, una vez superadas las puntas de demanda tanto por la Navidad como por el Año Nuevo Chino. Sin embargo, la mayoría sigue retrasando esta aproximación hasta el segundo semestre de 2022 o incluso febrero de 2023, en función de la evolución de la demanda.
En cualquier caso, en lo que todos parecen estar de acuerdo, es que tardaremos bastante tiempo en volver a ver los precios que teníamos hace dos años, pues el sector naviero sigue concentrándose, sufre regulaciones por cuestiones medioambientales crecientes y una urgente necesidad de renovación de flota que le va a costar mucho dinero. Además, tras varios años difíciles en términos de resultados, las navieras ahora mismo están ganando mucho dinero y por tanto no les corre prisa bajar sus precios.
Lo harán, pero será cuando no les quede más remedio.
Fuente: Javier San Martin/ Profesor de logística OBS Business School