Las claves:
- La nueva era del comercio mundial ya tiene nombre: el FMI bautiza y explica la quinta etapa de la globalización
- El FMI asegura que el comercio global entra en una era llamada ‘slowbalization’
- El proceso globalizador dio comienzo en 1870 y ha sufrido cinc fases
- La nueva era se caracteriza por la regionalización, la seguridad y la cercanía
Los últimos 200 años han sido convulsos para el mundo en general, pero sobre todo para Occidente. Más allá de las dos guerras mundiales y otros grandes conflictos que han marcado definitivamente el pasado y el presente, en esos dos siglos la economía ha dado un salto de gigante, que dio comienzo con la Revolución Industrial. Este giro copernicano, aunque terriblemente duro en sus inicios para los trabajadores, ha permitido que millones de personas salgan de la pobreza y que los países se especialicen allí donde tienen ventajas comparativas. Todo ello ha sido posible, en gran parte, gracias al crecimiento del comercio internacional.
Las mejoras en el transporte experimentadas durante esos años redujeron la ‘distancia’ entre economías y regiones, permitiendo que los intercambios de bienes fueran rentables y posibles (antes no se podían transportar productos perecederos o muy pesados, por ejemplo). Pese a todo, el comercio internacional y su evolución no ha sido lineal desde entonces ni parece que vaya a serlo en el futuro, pese a los beneficios que genera en términos agregados. Buena prueba de esta falta de linealidad es la nueva era en la que se está adentrando el comercio internacional, una etapa en la que la hiper-globalización parece decir adiós a la vez que nace lo que los economistas del FMI han denominado como slowbalization.
El Fondo Monetario Internacional ha publicado una nota en la que analiza las cinco eras que ha vivido el comercio internacional desde 1870 hasta la fecha. Shekhar Aiyar y Anna Ilyina son las autoras de la nota en la que se divide la globalización en cinco eras: 1870-1914 (Revolución Industrial), 1914-1945 (guerras y proteccionismo), 1945-1980 (Tipos de cambio fijos-Bretton Woods), 1980-2008 (la gran liberalización o hiper-globalización) y 2008 hasta hoy (slowbalization). Estas son las cinco eras de la globalización que detecta y define el FMI en su última nota, siendo la última la más novedosa, puesto que las anteriores tienen ya bastante literatura a sus espaldas y están bien definidas y bautizadas.
No obstante, resulta interesante analizar las cuatro eras previas a la actual, puesto que al hablar de globalización se tiende a pensar que este es un fenómeno que lleva pocos años entre nosotros. Sin embargo, como señala el FMI, se puede decir que la primera era globalizadora tuvo lugar en 1880, hace ya 140 años.
-Industrialización o Segunda Revolución Industrial (1870-1914). La era de la industrialización fue un período en el que el patrón oro facilitó el comercio mundial, dominado por Argentina, Australia, Canadá, Europa (Bélgica destacó en este periodo) y EEUU. Esta era estuvo impulsada en gran medida por los avances en el transporte que redujeron los costes comerciales y aumentaron los volúmenes de mercancías entre países.
“Cuando hablamos hoy de la globalización un proceso que no sólo afecta a la economía, tal vez no seamos conscientes de que constituye la fase más avanzada de un proceso de progresiva ampliación de los circuitos de circulación de ideas, personas, mercancías, capitales (y por supuesto armas) que arranca desde épocas muy remotas. Pero si un período merece el nombre de primera globalización es la segunda mitad del siglo XIX, prolongada hasta la víspera de la Primera Guerra Mundial. A lo largo de estas décadas se produce el espectacular aumento de los flujos de mercancías, de capitales y de personas”, según explican los profesores José Ubaldo Bernardos Sanz, Mauro Hernández Benítez y Miguel Santamaría Lancho en su manual de Historia Económica.
Estos expertos señalan que el patrón oro y, sobre todo, las innovaciones técnicas dieron paso a la primera era de la globalización. Gracias a estas mejoras se pudieron construir grandes líneas de ferrocarril que unieron primero países y, más tarde, regiones enteras. A su vez, la máquina de vapor y las mejoras en la navegación permitieron el transporte de una mayor cantidad de bienes en periodos de tiempo más cortos.
-Guerras y proteccionismo (1914-1945). Durante este periodo se produjeron las dos Guerras Mundiales y la Revolución Rusa, un periodo turbulento que redujo los flujos comerciales, avivó los nacionalismos y puso freno a la globalización. “La era de entreguerras supuso una reversión dramática de la globalización debido a los conflictos internacionales y al aumento del proteccionismo. A pesar del impulso de la Sociedad de Naciones por la cooperación multilateral, el comercio se regionalizó en medio de barreras comerciales y la ruptura del patrón oro en bloques monetarios”, comentan los expertos del FMI.
-Tipos de cambio fijos-Bretton Woods (1945-1980). La era de Bretton Woods (los acuerdos y resoluciones de la conferencia monetaria y financiera de las Naciones Unidas, realizada en la localidad de Bretton Woods en New Hampshire, para poner fin al proteccionismo e intentar dar lugar a una política comercial más librecambista) vio emerger a EEUU como la potencia económica dominante con el dólar, luego vinculado al oro, apuntalando un sistema con otros tipos de cambio vinculados al propio ‘billete verde’.
“La recuperación de la posguerra y la liberalización del comercio impulsaron una rápida expansión en Europa, Japón y las economías en desarrollo, y muchos países relajaron los controles de capital. Pero la política fiscal y monetaria expansiva de EEUU impulsada por el gasto social y militar finalmente hizo que el sistema fuera insostenible. EEUU puso fin a la convertibilidad dólar-oro a principios de la década de 1970 y muchos países cambiaron a tipos de cambio flotantes”, explican los expertos del FMI.
-La gran liberalización (1980-2008). La era de la liberalización supuso la gradual eliminación de las barreras comerciales en China y otras grandes economías emergentes y una cooperación económica internacional sin precedentes, incluyendo la integración del antiguo bloque soviético. La liberalización supuso un mayor crecimiento del comercio. La Organización Mundial del Comercio (OMC), creada en 1995, se convirtió en un nuevo supervisor multilateral de los acuerdos comerciales, las negociaciones y la solución de controversias. Los flujos de capital transfronterizos aumentaron, incrementando la complejidad y la interconexión del sistema financiero global.
Durante este periodo, la OMC trabajó a través de varias rondas (Uruguay, Doha..) para reducir los aranceles y mejorar en general las condiciones del comercio internacional, integrando a gran parte del mundo en este proceso globalizador que ha permitido que millones de personas (muchas de ellas Asia y, sobre todo, en China) salgan de la pobreza. Durante este periodo, la apertura comercial global (importaciones más exportaciones) ha alcanzado su máximo histórico, superando el 50% del PIB global de forma continuada. Este periodo parece haber tocado techo. Ahora, la globalización parece haberse estancado en el mejor de los casos.
-Slowbalization (2008-presente). La ‘slowbalización’ o ralentización de la globalización que se ha producido tras la crisis financiera mundial se ha caracterizado por una desaceleración prolongada en el ritmo reformas y apertura comercial y el debilitamiento del apoyo político al libre comercio en medio de crecientes tensiones geopolíticas. Las rondas de aranceles entre EEUU y China, la ruptura de varios tratados de libre comercio que se estaban negociando o la propia guerra de Ucrania están frenando la globalización.
Hasta la fecha, más que una reducción de la apertura comercial global se ha visto un estancamiento y, sobre todo, una mayor regionalización. La globalización está dejando de ser global, para ser de regiones. El comercio pierde peso entre diferentes regiones, pero lo gana de forma interna (entre países europeos, América Latina, ciertas zonas de Asia…).
Un mundo regionalizado
Según un nuevo análisis de Morgan Stanley Research, está surgiendo un modelo mucho menos global y menos profundamente interconectado, más centrado en el comercio entre actores regionales y aliados, y caracterizado por un cambio de unas pocas potencias económicas globales hacia múltiples centros políticos y económicos. “Y aunque los efectos completos de esta “slowbalization” tardarán años en manifestarse, el proceso ya está en marcha. Países como México, India, Vietnam y Turquía podrían beneficiarse, al igual que varios sectores clave, incluida la defensa y la ciberseguridad”, aseguran los expertos de Morgan Stanley.
Estos expertos aseguran que incluso antes del covid-19, una combinación de tendencias, como cambios en las preferencias de los consumidores, mayor poder adquisitivo en los mercados emergentes y la irrupción de los aranceles, crecientes dudas en la inversión extranjera y mayor sensibilidad a la seguridad nacional en el comercio de tecnología, comenzaron a conspirar para desacelerar la globalización, e incluso revertirla.
En 2022 y este año, la guerra entre Rusia y Ucrania y su efecto en las cadenas de suministro han dejado a la luz de forma más evidente las ‘trampas’ o los peligros de la interdependencia económica, lo que ha dado aún más fuerza a las discusiones sobre el traslado de la producción a lugares más cercanos o, al menos, a economías aliadas o muy cercanas culturalmente. “Esperamos que estas fuerzas impulsen a los gobiernos y las empresas a invertir sustancialmente en la relocalización dentro de los propios países, la relocalización cercana y la relocalización hacia países aliados para las cadenas de valor”, comenta Michael Zezas, director de investigación de políticas públicas y estrategia municipal de Morgan Stanley Research.
La semana pasada, Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, también hizo alusión durante un discurso a esta cuestión admitiendo que la globalización se encuentra contra las cuerdas: “En medio de numerosos y fuertes choques geopolíticos, los gobiernos y las empresas están tratando de reducir estas vulnerabilidades. Evidentemente, es demasiado pronto para saber cómo y en qué medida estos intentos afectarán las tendencias de globalización, pero parecen estar cambiando de ‘dependencia a diversificación, de eficiencia a seguridad y de globalización a regionalización'”, señalaba el banquero español.
De Cos destacaba que la empresas están reduciendo su dependencia de ciertos proveedores y buscando una mayor diversificación, lo que puede ser muy útil para reducir el impacto de los choques de oferta global. Al mismo tiempo, las empresas estaban pasando de sistemas de gestión de la cadena de suministro ‘just in time’ o justo a tiempo a sistemas de gestión de la cadena de suministro ‘just in case’ o por si acaso. “En otras palabras, la respuesta parece ir más en la dirección de una mayor diversificación -en términos de proveedores y demanda final, tanto interna como externa- que de relocalización, al menos por el momento. Esta diversificación puede, de hecho, generar mayor estabilidad macroeconómica y menor volatilidad”. Además, de Cos señaó que los países (incluidos China y Estados Unidos) han comenzado a priorizar la seguridad sobre la eficiencia, además de comenzar a reforzar las cadenas regionales frente a las globales.
Aunque esta nueva era se encuentra en ciernes, los frentes abiertos son muchos y todos parecen proponer un cambio del sistema globalizador que ha dominado durante las últimas décadas. Este parece ser un cambio de paradigma que ya está en marcha y, que a corto plazo, no tiene vuelta atrás. Sin embargo, los expertos piden sosiego y cautela a la hora de lanzar vaticinios contundentes y de largo plazo. En los últimos años han sido muchas las ocasiones en las que se ha anunciado un giro radical a los modelos establecidos que nunca ha llegado a producirse