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No existen roles predeterminados, sino que son creados por la sociedad

Estos días he sentido la necesidad de releer a Svetlana Aleksiévich, escritora bielorrusa nacida en Ucrania. En 2015 recibió el Premio Nobel de Literatura por considerar su obra “un monumento al valor y al sufrimiento de nuestro tiempo”. Su libro, La guerra no tiene rostro femenino, reúne los recuerdos de cientos de mujeres que combatieron en las filas del Ejército Rojo durante la segunda guerra mundial. Su historia no es una historia de la guerra, ni de los combates, es la historia de hombres y mujeres en guerra.

Sí, sin duda, son tiempos de menos guerra y de más rostro femenino.

Svetlana a menudo comenta que cuando escribió La guerra no tiene rostro femenino comprendió que no existen roles predeterminados, sino que son creados por la sociedad. Y comprendió que las mujeres son la vanguardia de la sociedad.

Nos da con su libro una nueva mirada que nos hace reflexionar sobre los roles, sobre cómo favorecer una igualdad plena y real en la sociedad.

Sí, sin duda, son tiempos de menos guerra y de más rostro femenino

 

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