El brote de la variante de covid ómicron en China está generando gran nerviosismo en las cadenas de suministro y los fabricantes. Las contundentes medidas que se orquestan desde Pekín para contener al virus pueden generar disrupciones no vistas hasta el momento en la cadena de suministros. Los fabricantes y transportistas se preparan para una interrupción dentro de la ‘fábrica del mundo’ en caso de que no pueda contener la expansión de esta nueva variante de covid.
En 2020 y 2021, la estrategia ‘covid-cero’ de China permitió que las fábricas pudieran permanecer abiertas durante la pandemia para producir de todo, desde equipos de salud hasta ordenadores portátiles que los consumidores del mundo ‘aspiraron’ a un ritmo récord. Esta vez puede ser diferente y hay varias razones para creerlo, según afirman desde la agencia financiera Bloomberg.
Thomas O’Connor: “Si hay cierres en la industria china habrá un impacto masivo en la economía”
Esta variante es muy contagiosa y Pekín no quiere arriesgarse a que se produzca una transmisión general entre la población. Por ahora ha habido casos confirmados de infección local todos los días desde mediados de octubre y es probable que se necesiten restricciones aún más estrictas para frenar la propagación de ómicron, con consecuencias fatales para la cadena de suministros, para los puertos y fábricas a medida que se cierran más ciudades.
Hasta ahora, China no está sufriendo los problemas observados en otros lugares, como la escasez de algunos alimentos que se vive en Australia o Japón. Pero con la llegada de los Juegos Olímpicos de Invierno, Pekín querrá mantener a toda costa la estrategia ‘covid-cero’, por lo que los políticos del país podrían verse obligados a incrementar las restricciones aunque la economía sufra y las cadenas de suministro se paralicen.
“La realidad es que China sigue siendo el centro de la fabricación mundial”, asegura Thomas O’Connor, experto en cadena de suministro de Gartner en Sídney. “Si hay cierres significativos en las fábricas y la logística en China asociados con desafíos relacionados con covid, eso tendría un impacto masivo en el entorno económico mundial”.
En las últimas semanas, brotes esporádicos dispersos por todo el país de las variantes delta y ómicron ya han provocado el cierre de fábricas de ropa y reducido las entregas de gas alrededor de uno de los puertos marítimos más grandes de China en Ningbo, a la par que se producen interrupciones en los fabricantes de chips para ordenadores en la ciudad cerrada de Xi’an, y un segundo cierre de toda una ciudad en una provincia diferente el martes.
Hay otras ciudades cercanas que se enfrentan a algunas restricciones, y las autoridades en el centro de tecnología e industria del sur de Shenzhen han endurecido las restricciones a los vehículos que entran a la ciudad desde este martes. Eso está generando preocupación por los retrasos en el puerto cercano de Yantian (algo similar si vivió en 2021 en otros puertos), que es uno de los puertos de contenedores más grandes de Asia y estuvo parcialmente cerrado durante un mes el año pasado después de un brote.
Un fabricante que se encuentra en una posición muy delicada por los retrasos actuales es Sidney Yu, cuya firma Prime Success Enterprises, con sede en Hong Kong, fabrica productos educativos y recreativos como tiendas de campaña para niños y baños para mascotas.
Yu tiene cinco contenedores ‘atrapados’ debido al brote en Ningbo, donde se establece parte de su producción. Le preocupa que si no envía sus productos antes de las vacaciones del Año Nuevo chino que se avecinan, cuando las fábricas cierran durante semanas, perderá la ventana para llevar su gama de productos de primavera y verano al mercado a tiempo. En las navidades pasadas, los comerciantes de Europa y América se enfrentaron a una situación similar, aunque finalmente la sangre no llegó al río gracias la previsión de todas las empresas implicadas.
Hoy, el problema es que ómicron ha surgido por sorpresa y su rápida expansión está impidiendo que se tomen las medidas preventivas para evitar un atasco monumental en la cadena de suministros global. Ahora, el mundo está a merced de la expansión de esta variante y de la tolerancia que muestre el gobierno de Pekín a su expansión, algo realmente impredecible.
“Un momento crítico”
“Este es un momento crítico antes del Año Nuevo chino”, asegura Yu. “Tenemos muchos envíos mientras tratamos de aprovechar las últimas semanas antes de que comiencen las vacaciones”.
Los gruñidos en China se producen justo cuando la economía global, desbordada por la variante ómicron, se enfrenta a la escasez de camioneros, pilotos, personal de supermercados y otros trabajadores de primera línea, extendiendo una crisis de suministro que lleva persiguiendo al mundo durante gran parte de 2021 y ya ha disparado los precios.
Los costes de los contenedores de envío siguen siendo muy altos respecto a los que se veían a principios de la crisis, los precios de las materias primas están cerca de máximos de los últimos años y es probable que las interrupciones duren hasta finales de 2022 según un análisis de Oxford Economics.
La producción en el sudeste asiático se vio afectada el año pasado cuando economías muy intensivas en industria como Vietnam y Malasia impusieron estrictos confinamientos, lo que provocó largas demoras en la producción de semiconductores, ropa y más. También llevó a algunas empresas a llevar la producción de regreso a China, que pudo exportar cantidades récord de bienes a pesar del brote interno ocasional, la congestión de envío y los problemas en los puertos de EEUU y otros lugares.
Sin embargo, una mayor expansión de ómicron en China y el resto de Asia podría desencadenar “la madre de todos los tropiezos en la cadena de suministro” este año, según Frederic Neumann, codirector de investigación económica asiática de HSBC. Los economistas del Bank of America advirtieron que Asia aún no ha visto una gran ola de ómicron, lo que significa que el peor impacto aún está por llegar.
Si China logra contener el virus nuevamente, aliviará las presiones de suministro global, pero para fabricantes como Yu, el corto plazo no ofrece ningún respiro de los problemas persistentes. “Durante los próximos seis meses no veo grandes mejoras”, asegura Yu.
Fuente: El Economista