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Crisis energética sin precedentes en China

 

China lleva años ganando relevancia en el tablero económico y mediático mundial. Sin embargo, en las últimas semanas parece haberse convertido en el gran foco de atención de los mercados por una serie de eventos (Evergrande y la crisis energética) que podrían marcar el devenir de la economía global a corto y medio plazo. La economía más grande de Asia está sufriendo las primeras consecuencias de una crisis energética, que en parte es autoinfligida, y que podría tener repercusiones globales, dado el papel de China como gran fábrica del mundo, un papel que además se ha visto reforzado durante la crisis del covid.

“China se enfrenta a una crisis energética sin precedentes”, asegura Alicia García Herrero, economista jefe de Asia-Pacífico para Natixis y una de las mayores expertas en la economía de China. Las autoridades han comenzado a imponer un racionamiento sobre la energía que amenaza con tensionar aún más las cadenas de suministro globales y generar escasez de “todo”, según revelaban los economistas del banco japonés Nomura.

La intensificación de los problemas de suministro de electricidad está obligando a las fábricas de varios centros de producción clave a reducir o detener por completo su actividad. “Estas restricciones producen grandes desafíos desde el lado de la oferta, que se producen justo en medio de un auge de la demanda mundial de bienes inducido por una pandemia, muchos de los cuales dependen de la producción china y, por lo tanto, requieren un mayor consumo de electricidad”, explican en una nota los economistas de BCA Research.

 

¿Qué está pasando realmente en el mercado energético de China para llegar a esta situación?

García Herrero destaca en una nota recién publicada este miércoles que son tres los factores clave que están generando esta crisis energética que mantienen en vilo a todo el mundo: (i) la prisa de los gobiernos locales para cumplir con sus objetivos de emisiones, (ii) la brecha entre la oferta y la demanda de carbón y (iii) los topes impuestos al coste de la electricidad.

Estos topes que limitan el precio de la electricidad impiden que se produzca lo que se conoce en el argot económico como ‘destrucción de demanda’, que es la reducción del consumo de electricidad (o cualquier otra cosa) por unos precios tan elevados que hace que sea inviable seguir consumiendo, al menos, tanta energía como antes. En China, al final son las autoridades las que tienen que decidir quién puede seguir consumiendo energía y quién no.

“Este triple golpe seguramente elevará los precios al productor en China, y posiblemente la inflación general, y afectará el crecimiento”, asegura García Herrero. Desglosando algo más cada factor que está dominando el mercado energético en China cabe destacar que los gobiernos locales se están esforzando por cumplir con sus objetivos de emisiones, lo que les ha obligado a frenar, o incluso detener temporalmente, la producción en las industrias que son más intensivas en energía.

Una anécdota que resume a la perfección este movimiento de China en pos de una economía más sostenible y ‘verde’ aparecía hace unos días en la agencia financiera Bloomberg: parece que China tiene un objetivo claro a muy corto plazo, que el cielo sea totalmente azul en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín del próximo mes de febrero.

 

Escasez de carbón en China

La segunda razón es la escasez de suministro de carbón a nivel mundial, que afecta aún más a China dada su fuerte dependencia de la electricidad a base de carbón (72% de la generación total de electricidad de enero a agosto según fuentes nacionales), comenta la economista de Natixis. Esto está coincidiendo con las restricciones a la importación de carbón de Australia ante la creciente tensión política entre ambos países, añaden los expertos de BCA Research.

 

 

Por otro lado, la fuerte demanda de la producción industrial (la industria china ha salido reforzada del covid), que ha aumentado un 13,1% en lo que va de año, gracias a la recuperación económica global, ha elevado enormemente los precios del carbón térmico. Al creciente coste del carbón, se le une unos precios del gas disparado y la propia crisis energética que vive buena parte del mundo.

 

Topes al precio de la electricidad

“La tercera y última razón es crucial, lo que hace que la crisis de energía de China sea muy diferente a la de Europa, puesto que los precios de la electricidad están limitados por los gobiernos locales”, comenta García Herrero.

Esto tiene una parte positiva, y es que la traslación de costes a los usuarios de electricidad no se está produciendo en un principio. Es decir, en Europa y España, si la electricidad sube, los consumidores pagan un precio mayor y eso, a su vez, puede conducir a un consumo menor de energía (para ahorrar costes) que modera en última instancia los precios (oferta y demanda). En China las reglas son diferentes y tienen también consecuencias negativas.

Al no poder trasladar los mayores costes a los consumidores, “los generadores de electricidad sufren una caída de sus márgenes de beneficio. Esto está reduciendo los incentivos para generar electricidad. La creciente brecha entre el suministro y la demanda de energía está obligando a los gobiernos locales a utilizar el racionamiento para restringir el uso de la electricidad, lo que seguramente afectará las perspectivas de crecimiento de China”, advierte García Herrero.

 

Desajuste en la demanda y oferta de carbón (importaciones prohibidas desde Australia)

 

La experta apunta en el documento publicado por Natixis que como la mitad de las provincias no han alcanzado sus objetivos energéticos hasta ahora, “la presión seguramente aumentará aún más… Las restricciones de energía para controlar la demanda afectarán particularmente al sector manufacturero, que hasta ahora ha ofrecido el mayor apoyo a la economía china en el contexto de una rápida desaceleración liderada por los servicios”.

Aunque los precios de la electricidad no suban para los consumidores, la reducción de la actividad industrial puede generar escasez de ciertos bienes finales e intermedios. Cuando la escasez hace su aparición, los precios suelen responder con alzas intensas. El resultado es menos bienes producidos para una demanda que encima parece que están en alza, lo que llevará a una escalada de los precios.

El impacto de la restricción del suministro de energía puede ser muy diferente para cada sector. según los datos de Natixis, en agosto de 2021, la industria secundaria representaba el 67% del consumo de electricidad en China. Y los principales perdedores serán los sectores con alto consumo y densidad de energía, como metales, químicos y otros materiales como el cemento, cuyo mercado ya se encuentra en una situación tensa, que está lastrando la construcción de vivienda  en Europa o EEUU.

“Para otros sectores, el impacto dependerá de cuánto dure la restricción de poder. Vemos un trato preferencial para los semiconductores sin apenas restricciones en el uso de electricidad, lo que significa que el impacto en la producción de chips debería ser limitado. Sin embargo, el efecto de desbordamiento aún puede ocurrir en otros productos. Los sectores ganadores serán los mineros del carbón a corto plazo dado el aumento de precios”, asegura García Herrero. Aunque a largo plazo debería ser más fuerte la intención de China de seguir reduciendo las emisiones y apostando por las energías renovables.

La escasez de energía podría retrasar la recuperación económica. Además, “si los recortes de producción se prolongan, una de las principales consecuencias para la economía mundial sería unos precios de exportación chinos más altos, lo que amenazaría con convertirse en otra fuente de presión alcista sobre la inflación a nivel mundial”, según advierten desde BCA Research. China está cambiando. Pekín ha iniciado un cambio de modelo económico.

Fuente: Vicente Nieves/ El Economista

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