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Acuerdo arancelario EE.UU.- UE: «Un botón de pausa, no una solución»

La clave:

  • Una visión crítica, desde la perspectiva estadounidense, del acuerdo arancelario entre EE.UU. y la UE
  • Este nuevo acuerdo comercial entre EE. UU. y la UE puede parecer una gran victoria a primera vista, con $750 mil millones en compras de energía europeas prometidas y $600 mil millones en inversiones en la economía de EE. UU., pero una vez que se profundiza en los detalles, está claro que se trata de un apretón de manos, no de un contrato firme.

EE. UU. acordó limitar los aranceles a la mayoría de los bienes de la UE al 15%, evitando una guerra comercial, pero cedió mucho poder de negociación a cambio.

Mientras tanto, las promesas de la UE de invertir y comprar energía no son vinculantes, lo que significa que son compromisos sin fuerza legal. Así que, esencialmente, hemos asegurado aranceles más bajos ahora y esperamos que Europa cumpla más adelante.

El problema inmediato es que aún enfrentamos aranceles del 50% sobre insumos industriales clave como el acero, el aluminio y el cobre provenientes de la UE, materiales esenciales para la construcción, la defensa y la manufactura de EE. UU. Esto eleva los costos de producción en un momento en que la inflación sigue siendo un tema políticamente candente.

Claro, si el dinero europeo llega, ayudará a equilibrar las cuentas, pero si eso sucede es otra historia. Si esas inversiones no se concretan, la única consecuencia real que enfrenta Europa es la amenaza de aumentos arancelarios más adelante. EE. UU. estará en una posición difícil, ya sea reimponiendo aranceles y reavivando tensiones, o absorbiendo el golpe a su credibilidad por dejar que Europa se deslice.

Con las elecciones de medio término de 2026 en el horizonte, ese momento es importante. Ningún partido quiere aumentar los costos o iniciar una pelea comercial durante la temporada de campañas. Así que, aunque este acuerdo compra estabilidad a corto plazo y titulares, está construido sobre la fe, no sobre la ejecución. Es un movimiento clásico de Washington: destacar los beneficios inmediatos y dejar los riesgos para después.

Si da resultado dependerá de que Europa cumpla su palabra y de que EE. UU. esté dispuesto a hacer cumplir el acuerdo más adelante si no lo hacen. Hasta entonces, debemos llamar a esto por lo que es: un botón de pausa, no una solución.

 

Fuente: EndGame Macro

Foto: leif-christoph-gottwald-Wge-unsplash

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