La clave:
- Alrededor del 75% de la producción de acero sigue dependiendo de altos hornos de carbón, que generan grandes cantidades de emisiones de dióxido de carbono. Para cumplir los objetivos climáticos de la ONU, la industria siderúrgica debe fomentar un entorno de inversión que apoye la ampliación de tecnologías más sostenibles
- SteelZero colabora con los usuarios del acero, los responsables políticos y los inversores para exigir a los productores acero de bajas emisiones, acelerando así la producción a gran escala de acero neto cero, que reduce las emisiones de carbono durante la producción, por ejemplo, mediante el cambio al uso de energías renovables, como el uso de hidrógeno verde. Las organizaciones que se adhieren a SteelZero se comprometen a comprar y utilizar un 100% de acero neto cero para 2050
- Desde la extracción de materias primas como el mineral de hierro hasta su transporte a los hornos de fundición y refinado, pasando por la distribución del acero a los fabricantes, todos los agentes de la cadena de suministro deben colaborar para impulsar el cambio.
A medida que la industria siderúrgica se orienta hacia una producción de bajas emisiones en toda la cadena de suministro, su futuro depende de que los actores clave ayuden a impulsar esta transición transformadora.
Responsable de alrededor del 8% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI), la industria siderúrgica debe desempeñar un papel clave en la consecución del objetivo del Acuerdo de París de las Naciones Unidas de reducir sustancialmente las emisiones de GEI y acelerar la transición de los combustibles fósiles a las energías renovables. Alrededor del 75% de la producción de acero sigue dependiendo de altos hornos de carbón, que generan grandes cantidades de emisiones de dióxido de carbono. Para cumplir los objetivos climáticos de la ONU, la industria siderúrgica debe fomentar un entorno de inversión que apoye la ampliación de tecnologías más sostenibles.
En septiembre, SteelZero, una iniciativa de la organización mundial sin ánimo de lucro Climate Group, escribió al nuevo Gobierno británico para «colaborar en el impulso de la demanda de acero con menos emisiones para apoyar el éxito a largo plazo de la industria siderúrgica británica». SteelZero colabora con los usuarios del acero, los responsables políticos y los inversores para exigir a los productores acero de bajas emisiones, acelerando así la producción a gran escala de acero neto cero, que reduce las emisiones de carbono durante la producción, por ejemplo, mediante el cambio al uso de energías renovables, como el uso de hidrógeno verde. Las organizaciones que se adhieren a SteelZero se comprometen a comprar y utilizar un 100% de acero neto cero para 2050. «Consideramos que el acero es uno de los mayores retos climáticos», afirma Andrew Forth, responsable de Política y Defensa del Climate Group. «Así que estamos enviando una señal de demanda a los fabricantes de acero de que hay un mercado que quiere ayudarles en la transición hacia un acero de bajas emisiones».
Crear una cadena de suministro sostenible
SteelZero cuenta con más de 45 miembros de ocho sectores (automoción, construcción, naval, manufacturas e incluso relojería), lo que refleja lo extendido que está el uso del acero en diversas industrias. Según Forth, uno de los principales retos a la hora de reducir las emisiones de carbono en la cadena de suministro del acero es que muchas empresas no son conscientes de hasta qué punto dependen de ella. Por ejemplo, mientras que un fabricante de automóviles se considerará un comprador de acero, una empresa de logística puede no serlo, a pesar de utilizar cantidades significativas de acero en sus camiones, almacenes y embalajes. «Cómo será el mundo para los compradores de acero en 2030 probablemente debería asustar a algunas empresas más de lo que lo hace ahora», afirma Forth.
SKF, miembro de SteelZero, es una empresa líder mundial en la fabricación de rodamientos y juntas que presta servicio a unas 40 industrias en 130 países. «Como parte de nuestro acuerdo con SteelZero, nos hemos comprometido a que, para 2030, al menos el 50% del acero que utilicemos sea acero de bajas emisiones, tal como se define en la norma ResponsibleSteel, o acero suministrado por productores con objetivos aprobados por SBTi, y a que utilicemos acero de emisiones netas cero para 2050», afirma Annika Ölme, Directora de Tecnología Global y Vicepresidenta Senior de Desarrollo Tecnológico de SKF. «Pero sabemos que no podemos cumplir estos objetivos de sostenibilidad si no nos acompaña el resto de la cadena de valor».
La mayoría de las empresas tienen objetivos de sostenibilidad, pero a menudo sólo pueden alcanzarlos con grandes inversiones. Esto puede suponer un obstáculo. «Tenemos muchas conversaciones con los clientes sobre productos con bajas emisiones de carbono que les ayudarán a reducir el consumo de energía», dice Olme. «Pero cuando esas conversaciones acaban siendo sobre la compra de un producto más caro, o la inversión en nueva tecnología, pueden volverse difíciles, y todo se reduce a cuánto vale el gasto de la reducción de carbono para una empresa.»
Un enfoque colaborativo
Desde la extracción de materias primas como el mineral de hierro hasta su transporte a los hornos de fundición y refinado, pasando por la distribución del acero a los fabricantes, todos los agentes de la cadena de suministro deben colaborar para impulsar el cambio. Y eso incluye a las empresas que venden productos que contienen acero. «Ninguna empresa puede mover la aguja por sí sola», afirma Olme. «Pero estamos pasando de un mundo industrial en silos a un mundo industrial colaborativo en el que todos tienen que trabajar juntos a través de cadenas de valor completas».
En marzo de 2024, la empresa de electricidad renovable Ørsted, uno de los miembros fundadores de SteelZero, consiguió un acuerdo de primera oferta con el fabricante de acero Dillinger para el acero de chapa gruesa de bajas emisiones utilizado en los cimientos de la energía eólica marina. «Se trata de un ejemplo de manual de colaboración entre un fabricante y un comprador de acero para hacer realidad la transición», afirma Forth. «Ørsted puede reducir la cantidad de acero de altas emisiones que utiliza para la energía eólica marina, y el compromiso a largo plazo permite a Dillinger sustituir la mitad de sus altos hornos de carbón por una acería eléctrica y de hidrógeno». Ore Catapult, un centro de investigación sobre energías renovables marinas con sede en el Reino Unido, calcula que la masa acumulada de acero en los cimientos alcanzará los 3,5 millones de toneladas en 2025.
No sólo la industria debe trabajar codo con codo. Los gobiernos y los responsables políticos también desempeñarán un papel esencial en la transición. «Los responsables políticos y las empresas se mueven en mundos distintos», dice Olme. «Así que tenemos que conectarlos».
En septiembre de 2024, el gobierno británico anunció una subvención de 500 millones de libras a Tata Steel, una contribución al coste de construcción de hornos eléctricos más ecológicos en Port Talbot para sustituir a los altos hornos. Sus detractores han advertido de que el Reino Unido perderá su capacidad de producción de acero primario, lo que, según ellos, podría conducir a una dependencia de las importaciones de acero con alto contenido en carbono. Sin embargo, Forth cree que la subvención es un paso en la dirección correcta, pero que se puede hacer más. «Los responsables políticos deben crear una definición de lo que constituye acero de bajas emisiones, porque aún no existe», afirma. «Ya se trate de financiar, comprar o fabricar acero de bajas emisiones, la falta de claridad al respecto añade complejidad y costes a algo ya de por sí complejo y caro».
Una oportunidad de inversión
Board Practice Quarterly, una colaboración entre Deloitte y la Society for Corporate Governance, descubrió que «el clima y otros asuntos medioambientales y de sostenibilidad» se han convertido en una de las prioridades clave de los consejos de administración. También son cada vez más importantes para los socios, los clientes y, sobre todo, los inversores. Forth cree que este cambio de cultura significa que la rentabilidad de invertir en la siderurgia basada en combustibles fósiles en Europa o Norteamérica está disminuyendo. «Creo que un banco en Europa [que lo hiciera] se enfrentaría a una enorme presión por parte de sus accionistas, de los activistas medioambientales y de los gobiernos».
Esto puede allanar el camino para una mayor inversión en acero de bajas emisiones, que es fundamental para ampliar las tecnologías, los sistemas y los procesos necesarios para la transición. Tanto Forth como Olme creen que el acero ecológico será menos caro que el tradicional, pero con una salvedad. «Para ampliarlo se necesita una gran inversión», afirma Olme. «Es casi como un bache en el camino que tenemos que superar juntos como comunidad siderúrgica».
Fuente: FT P.Content
Foto: yasin-hm-unsplash